Pues si hoy vengo hablar de una de las protagonistas de este año, las mascarillas y muchos pensaréis pues vaya tontería, llevo tiempo pensando en ello y nos han cambiado la vida bastante, en tan pocos meses hemos cambiado de opinión sobre ellas.
Todo empezó sobre finales de febrero más o menos, algunos países empezaban a usarlas, mientras aquí se seguía diciendo que era exagerado y no hacían falta para nada, incluso que aquí nunca las llevaríamos, pero aun así en muchos sitios empezaron agotarse y no solo la de las farmacias, era misión imposible encontrar alguna y eso que la gente seguía diciendo que no hacían falta, incluso si llegaban a ser las correctas.
Paso el tiempo y en cuestión de semanas ya empezaban a ponértelas en el ambulatorio si ibas con algún pequeño síntoma, aunque basándose en unas simples preguntas te decían que no que sería nada más que un resfriado, el desconocimiento ante lo que nos enfrentábamos hacia tomar esas decisiones. Mucha gente empezó a ponérsela en la calle y les miraban mal, incluso te llegaban a decir «tienes el virus» y simplemente lo hacían por protección.
Después pasamos a ser recomendables, se empezaban a vender en las farmacias a cuenta gotas, incluso ponían ya carteles en las puertas diciendo si tenían o no, incluso en la de mi barrio ponían cada día si tenían mascarillas, hidrogel, guantes, alcohol y así se evitaban preguntas a cada rato, ya se empezaban a ver más por la calle, también salíamos menos, ya que estábamos confinados, las pocas que había se pagaban caras sin duda.
Mucha gente empezó a buscarse las mañas para hacérselas caseras, ya que no todas las telas valían, hacían tutoriales y las subían explicando las medidas y los materiales, otros las hacían y luego las donaban para médicos o gente que no tenía recursos, se formaron grandes cadenas, llegando a repartir los materiales para hacerlas en las casas y luego recogerlas, sin duda ahí nos empezó a cambiar todo y se colaron en nuestras vidas.
Con el tiempo muchas grandes empresas empezaron a fabricarlas y venderlas, las farmacias poco a poco se abastecieron y llego el momento en que eran obligatorias, ahí dimos el siguiente paso, saber como cuidar las mascarillas, si se podían lavar y como, cuanto nos duraba, ya que por lo visto no eran muy duraderas, cosa que eso al principio nadie nos lo dijo, también aprendimos que al horno no era buena idea desinfectarlas jajaj, sacaron más modelos, algunos que nos protegían y otras a medias. Empezamos a salir más a la calle y chocaba bastante mirar a tu alrededor y ver a todo el mundo así, en muchos casos sin llegar a reconocer a la gente, nos chocaba bastante y se nos hacía complicado acostumbrarnos a esa nueva forma de vivir.
El tiempo siguió pasando y se han convertido en un nuevo complemento de nuestra vida, de tal manera que las hay de dibujos, de telas reutilizables, de marcas y hasta con escudos, hay tanta variedad que hace difícil no ir a la moda jajaj, se han colado tanto en nuestra vida que hasta hemos hecho hueco para ellas, ya tienen su propio sitio, ya sea en percheros o agarradas con pinzas en el tendedero, ahora somos casi unos expertos en pocos meses.
Sin duda nos ha cambiado la vida las mascarillas, no todo han sido cosas buenas, nos ha costado y aún les cuesta a muchos ponérsela bien o simplemente ponérsela, siguen pensando muchos que esto es un juego y para que usar una simple mascarilla, también nos costó ver a todo el mundo que nos rodeaba así, perder la expresión de la sonrisa, hemos aprendido hablar con la mirada mucho más, es impresionante como los niños saben con una mirada si sonríes o no, aunque no te vean la sonrisa. También hay que pensar en la gente sorda, que leía los labios, para ellos es su vida y se les ha complicado mucho más, la gente que tiene problemas respiratorios y aun así las llevan con mucha precaución. También su uso ha mejorado la vida a muchas personas con asma, ya que no respiran tanta contaminación y respiran mejor, incluso para la gente con alergia este año se ha notado mucho, todo tiene cosas buenas y malas.
En pocos meses pasamos de no pensar en usarlas, a que sean obligatorias, a ser un complemento más en nuestra vida, da pena la verdad ver con que facilidad nos hemos acostumbrado a privar sentidos, a dejar de ver la sonrisa de la gente o perdemos olores, a pesar de que muchas veces nos parezca algo incómodo o nos agobiemos, es algo necesario un simple gesto que salvara vidas, dejemos de quejarnos y aportemos todo lo que podamos, entre todos acabaremos con esta moda que se ha impuesto de manera inesperada en pocos meses, con el tiempo será eso una moda pasajera, entre todos lo conseguiremos.
Gracias por leerme y mucho ánimo a toda esa gente que lo esté pasando mal, mucha fuerza y de esta saldremos todos juntos, besitos dulces.
